viernes, 21 de noviembre de 2014

Empieza el proceso

Ayer mi pareja y yo fuimos a la clínica de fertilidad que hemos elegido para que nos fabriquen un bebé, armados con los análisis que nos habían pedido y esperando a que nos dijeran qué tenemos estropeado.
Yo iba bastante nerviosa, pensando que me iban a decir que tengo un útero árido e inhóspito o unos ovarios viejunos y cansados, pero fue todo lo contrario. Me dijeron que no aparentaba en absoluto mi edad (41 años), y que mis hormonas mostraban niveles de alguien mucho más joven.
Así que el palo fue para el Futuro Padre. Ya dejaron entrever por donde iban a ir los tiros al principio de la visita, cuando al revisar su historial dijo que fumaba un paquete al día y respondieron que "ya se notaba en el seminograma". Pero luego la doctora ya fue a por la yugular. Le dijo, con la delicadeza de un toro que embiste, que sus espermatozoides eran "pocos, lentos y anormales". Y que claro, así era imposible que nos quedáramos embarazados.
Por suerte, el Futuro Padre se lo tomó con humor, y al salir me dijo que si finalmente tenemos una niña deberíamos llamarla Pelea (P.L.A. : Pocos, Lentos y Anormales). Yo prefiero Carlota, pero es que soy así de sosa.
La posibilidad de una pequeña Pelea existe, porque nos han propuesto una solución: la fecundación in vitro. Al empezar el próximo periodo tendré que tomar anticonceptivos durante entre 7 y 10 días. Después me darán hormonas durante otros 10 días para estimular la ovulación de mis juveniles ovarios, para después extraer los óvulos que se produzcan. Esto será en quirófano y con una aguja, vía intravaginal. Y por fin escogerán unos cuantos espermatozoides que sean rápidos y normales para fecundarlos —que digo yo que ya puestos, podrían escogerlos altos y guapos, como es el Futuro Padre— e implantarme los embriones.
El resultado es que salí de la visita bastante contenta porque el proceso ya está en marcha y con un poco de suerte podría estar embarazada para Navidad. Tampoco quiero hacerme ilusiones ya que el porcentaje de éxito del proceso es de un 25-30%, pero quien sabe, la posibilidad existe. Y también me siento un poco culpable por estar tan contenta, porque el Futuro Padre se llevó un disgusto. No me alegro de que el problema esté en su parte del trabajo, que yo considero una labor conjunta, sino de que tiene solución.
Ahora toca esperar hasta el día 30, que es cuando me toca el próximo período. Es la primera vez en muchos meses que lo estoy deseando.

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