Han pasado dos meses desde mi última entrada, en la que contaba mi inesperado —que no indeseado— embarazo.
Desde entonces han ido pasando las semanas, las revisiones, los análisis, que parece que no hay semana que no tenga que orinar en un vasito o sacarme sangre, han aparecido los primeros síntomas e incluso se me empieza a notar un poco de tripa. Y poco a poco me lo he ido creyendo, que en agosto tendré un bebé.
He estado ausente todo este tiempo porque la verdad es que me daba pavor pensar que algo podía ir mal, que lo podría perder como tantos embarazos que no llegan al segundo trimestre, o que el feto podría tener algo mal y no ir adelante. Pero el primer trimestre ha terminado, las pruebas han ido bien y hasta me he hecho un test de ADN fetal que indica que no hay malformaciones. Por supuesto, esto solo elimina los riesgos más comunes, no estamos a salvo de todos los problemas, pero al menos ya estoy más tranquila. Ya me lo creo, y hasta hemos empezado a mirar cochecitos y muebles para el cuarto del bebé.
Así que retomo el blog, y poco a poco iré contando como han sido estas semanas, mis síntomas y las pruebas que me han ido haciendo. Tal vez sirvan de ayuda a otras madres primerizas, y espero que para dar ánimos a todas esas futuras madres que están pasando largos y penosos tratamientos de fertilidad, a las que he conocido en twitter y que son tan estupendas.
Bebés de Petri
miércoles, 4 de febrero de 2015
miércoles, 3 de diciembre de 2014
Temor de madre
Me parece que esta será la última entrada de este blog, que se acaba cuando acababa de empezar. O tal vez lo reconvierta o redirija hacia esta nueva etapa, no lo sé.
Esta mañana me he pasado media hora en la cama, muerta de ganas de ir al baño pero sin atreverme a levantarme, porque no sabía si hacerme un test de embarazo o no. La regla tenía que haberme venido el domingo y entonces habría empezado a tomar anticonceptivos en preparación para una FIV. El retraso ya era considerable, pero en la clínica de fertilidad nos habían dicho que era muy difícil que nos quedáramos embarazados sin ayuda, así que no quería hacerme ilusiones. Al final pensé que si dejaba pasar más días la desilusión sería mayor y que era mejor llevarme el chasco ahora y no dentro de una semana, y además que iba a reventar si no iba pronto al baño.
Y, ¡sorpresa! ¡Prueba positiva! Me puse tan nerviosa que cuando se la enseñé al Futuro Padre me temblaban las manos. No me atrevía a creérmelo, así que en cuanto llegué al trabajo pedí cita con el médico de cabecera para esta tarde. Allí me repitieron la prueba y confirmaron el positivo, y me dieron cita para Obstetricia.
Yo creía que al conseguir por fin el embarazo, tras un año de intentos y nervios y decepciones, me tranquilizaría. ¡Pero qué va! Ahora estoy mil veces más nerviosa, pensando si lo haré bien, si lo habré fastidiado por ir al dentista hace una semana, si serán buenos los colegios del barrio... ¡Como una perturbada! Ahora me acuerdo de lo que siempre me decía mi madre cuando la acusaba de sobreprotectora: que cuando tienes hijos ya no vuelves a dormir tranquila nunca más, porque la preocupación es tu estado natural.
Estas últimas semanas, leyendo tantos blogs de otras mujeres que están intentando tener hijos, algunas pasándolo fatal, he visto que a algunas no les hace gracia enterarse de los positivos de otra gente, pero a mí me animaba mucho ver que era posible y que la gente lo consigue, a veces con muchísimo esfuerzo y otras de casualidad como yo. Espero que no les moleste mi gran alegría de hoy, porque yo les deseo la suya propia, cuanto antes. ¡Un abrazo para todas!
lunes, 1 de diciembre de 2014
Echando cuentas
Desde que en la clínica de fertilidad nos explicaron los pasos para la FIV he estado haciendo cuentas. La regla me tocaba el 30, luego van entre 7 y 10 días de anticonceptivos, más otros 10 días de hormonas, nos pondríamos en el 17 como pronto, pero seguramente en el 20. Luego la extracción de óvulos, y 2 ó 3 días más tarde la implantación, con lo que estaríamos en el 23 ó 24 de diciembre.
Este año el plan es pasar la Navidad con mi familia, lo que implica viajar, y pensábamos salir el 20. Que prefiero con mucho hacer la FIV, aunque caiga el mismísimo día de Navidad y mi madre se lleve un disgusto, pero es que la cosa se complica, porque el viernes me han dicho que tendré que hacer un viaje de trabajo la semana del 15 de diciembre, lo que coincidiría en medio de la administración de las hormonas. Por lo que he leído en otros blogs, es una medicación que hay que pincharse, que estoy dispuesta a hacerlo en mi casa, de viaje o colgada de un pino, pero como haya que guardarlo en la nevera ya estoy frita.
Y tenemos una complicación nueva, porque ayer, día 30, no me vino la regla, y hoy por el momento tampoco, lo que ha trastocado todas mis cuentas. En todo un año que llevamos intentando tener familia no he tenido ni un triste retraso, y justo ahora que no me conviene, zas, se hace la remolona. Y me da la impresión de que tengo todos los síntomas, así que no quiero hacerme ilusiones de que me haya quedado embarazada.
Así que aquí sigo, calculando y recalculando con el calendario en la mano y yendo al baño cada 10 minutos.
Este año el plan es pasar la Navidad con mi familia, lo que implica viajar, y pensábamos salir el 20. Que prefiero con mucho hacer la FIV, aunque caiga el mismísimo día de Navidad y mi madre se lleve un disgusto, pero es que la cosa se complica, porque el viernes me han dicho que tendré que hacer un viaje de trabajo la semana del 15 de diciembre, lo que coincidiría en medio de la administración de las hormonas. Por lo que he leído en otros blogs, es una medicación que hay que pincharse, que estoy dispuesta a hacerlo en mi casa, de viaje o colgada de un pino, pero como haya que guardarlo en la nevera ya estoy frita.
Y tenemos una complicación nueva, porque ayer, día 30, no me vino la regla, y hoy por el momento tampoco, lo que ha trastocado todas mis cuentas. En todo un año que llevamos intentando tener familia no he tenido ni un triste retraso, y justo ahora que no me conviene, zas, se hace la remolona. Y me da la impresión de que tengo todos los síntomas, así que no quiero hacerme ilusiones de que me haya quedado embarazada.
Así que aquí sigo, calculando y recalculando con el calendario en la mano y yendo al baño cada 10 minutos.
miércoles, 26 de noviembre de 2014
Confidencias
¿A quién se le cuenta que se va a someter una a un tratamiento de fertilidad?
Cuando empezamos a intentar tener familia no se lo dije a nadie. No quería que me estuviesen preguntando todos los meses si lo habíamos conseguido, y además me preocupaba pensar que muchos embarazos se pierden en el primer trimestre. Me parecía que cuanta menos gente lo supiera, menos explicaciones dolorosas tendría que dar, y en cambio las buenas noticias serían bien recibidas en cualquier momento.
Pero ahora se trata de ponernos en tratamiento, y tampoco quería ocultarlo como si estuviéramos haciendo algo malo, al menos a la familia.Yo por ahora sólo se lo he contado a mis padres y a mi hermana, pero viven lejos y solo hablamos por teléfono. He animado a mi pareja a que se lo cuente a su familia, pero dice que si quiero que se lo cuente yo. A mí me parece que lo lógico sería que saliera de él, así que tampoco he dicho nada, y es una pena porque mi cuñada es una chica encantadora y estoy segura de que se alegraría de tener sobrinos.
La verdad es que echo en falta tener con quien hablar del tema, porque ahora mismo es lo único que tengo en la cabeza de la mañana a la noche. Tampoco quiero contárselo a ninguna amiga, porque el problema de infertilidad en nuestro caso, al menos por lo que han visto hasta ahora, lo tiene mi pareja. Tal vez debería omitir los detalles, después de todo, el problema es que, los dos juntos, no hemos sido capaces de hacer un bebé, yo lo veo como algo conjunto.
Me sirven de mucho todos los blogs que estoy encontrando de otras mujeres que están pasando por lo mismo. Estoy aprendiendo muchas cosas, y me da muchos ánimos cuando leo que alguna por fin lo ha conseguido.
Cuando empezamos a intentar tener familia no se lo dije a nadie. No quería que me estuviesen preguntando todos los meses si lo habíamos conseguido, y además me preocupaba pensar que muchos embarazos se pierden en el primer trimestre. Me parecía que cuanta menos gente lo supiera, menos explicaciones dolorosas tendría que dar, y en cambio las buenas noticias serían bien recibidas en cualquier momento.
Pero ahora se trata de ponernos en tratamiento, y tampoco quería ocultarlo como si estuviéramos haciendo algo malo, al menos a la familia.Yo por ahora sólo se lo he contado a mis padres y a mi hermana, pero viven lejos y solo hablamos por teléfono. He animado a mi pareja a que se lo cuente a su familia, pero dice que si quiero que se lo cuente yo. A mí me parece que lo lógico sería que saliera de él, así que tampoco he dicho nada, y es una pena porque mi cuñada es una chica encantadora y estoy segura de que se alegraría de tener sobrinos.
La verdad es que echo en falta tener con quien hablar del tema, porque ahora mismo es lo único que tengo en la cabeza de la mañana a la noche. Tampoco quiero contárselo a ninguna amiga, porque el problema de infertilidad en nuestro caso, al menos por lo que han visto hasta ahora, lo tiene mi pareja. Tal vez debería omitir los detalles, después de todo, el problema es que, los dos juntos, no hemos sido capaces de hacer un bebé, yo lo veo como algo conjunto.
Me sirven de mucho todos los blogs que estoy encontrando de otras mujeres que están pasando por lo mismo. Estoy aprendiendo muchas cosas, y me da muchos ánimos cuando leo que alguna por fin lo ha conseguido.
martes, 25 de noviembre de 2014
Aprendiendo la jerga
Estos días he estado leyendo distintos blogs sobre infertilidad y aprendiendo el vocabulario utilizado en todas estas técnicas, y me he dado cuenta de que soy una paleta y no tengo ni idea.
Por ejemplo, lo que yo toda la vida he creído que se llamaba una prueba de embarazo, las enteradas la llaman "una beta", y el tiempo que transcurre entre la inseminación o implantación de embriones es "la betaespera". Por no hablar de blastocitos, ovarios poliquísticos, endometriosis y muchas más cosas de las que no había oído hablar en mi vida. ¡No tenía ni idea de que hubiese un ranking de ovocitos!
También he visto lo mal que se pasa cuando la cosa no funciona, los muchos intentos fallidos y las decepciones acumuladas. Pero no me voy a desanimar todavía, no tiene sentido sufrir por algo que aún no ha pasado. Ya veremos dentro de un mes si sigo pensando lo mismo...
De todas formas, he pasado un buen rato leyendo esos blogs, y algunos pienso seguirlos a partir de ahora. No tengo mucha gente con quien hablar de esto, ya que solo se lo hemos contado a mi familia más directa, y todos viven lejos.
Por ejemplo, lo que yo toda la vida he creído que se llamaba una prueba de embarazo, las enteradas la llaman "una beta", y el tiempo que transcurre entre la inseminación o implantación de embriones es "la betaespera". Por no hablar de blastocitos, ovarios poliquísticos, endometriosis y muchas más cosas de las que no había oído hablar en mi vida. ¡No tenía ni idea de que hubiese un ranking de ovocitos!
De todas formas, he pasado un buen rato leyendo esos blogs, y algunos pienso seguirlos a partir de ahora. No tengo mucha gente con quien hablar de esto, ya que solo se lo hemos contado a mi familia más directa, y todos viven lejos.
lunes, 24 de noviembre de 2014
Malos hábitos
El Futuro Padre se niega a dejar de fumar. Ha decidido reducir la cantidad, con lo cual tiene el mono todo el tiempo y está de un humor de perros. Y yo también, porque me parece que es un pequeño sacrificio que debería hacer gustoso con tal de facilitar todo este proceso, y si yo estoy dispuesta a hormonarme a lo bestia, él podría hacer este esfuerzo.
Por otra parte, yo tampoco he dejado de beber Coca-Cola, que no debe de ser lo más sano del mundo, aunque ningún médico me ha dicho nada al respecto. Pero eso era hasta ahora. Desde ya mismo voy a reducir mi consumo de azúcar, que es mi principal vicio, para mejorar nuestras probabilidades.
Aun así, yo sigo contenta, pensando que dentro de 6 días empezaremos con el proceso de la FIV.
Por otra parte, yo tampoco he dejado de beber Coca-Cola, que no debe de ser lo más sano del mundo, aunque ningún médico me ha dicho nada al respecto. Pero eso era hasta ahora. Desde ya mismo voy a reducir mi consumo de azúcar, que es mi principal vicio, para mejorar nuestras probabilidades.
viernes, 21 de noviembre de 2014
Empieza el proceso
Ayer mi pareja y yo fuimos a la clínica de fertilidad que hemos elegido para que nos fabriquen un bebé, armados con los análisis que nos habían pedido y esperando a que nos dijeran qué tenemos estropeado.
Yo iba bastante nerviosa, pensando que me iban a decir que tengo un útero árido e inhóspito o unos ovarios viejunos y cansados, pero fue todo lo contrario. Me dijeron que no aparentaba en absoluto mi edad (41 años), y que mis hormonas mostraban niveles de alguien mucho más joven.
Así que el palo fue para el Futuro Padre. Ya dejaron entrever por donde iban a ir los tiros al principio de la visita, cuando al revisar su historial dijo que fumaba un paquete al día y respondieron que "ya se notaba en el seminograma". Pero luego la doctora ya fue a por la yugular. Le dijo, con la delicadeza de un toro que embiste, que sus espermatozoides eran "pocos, lentos y anormales". Y que claro, así era imposible que nos quedáramos embarazados.
Por suerte, el Futuro Padre se lo tomó con humor, y al salir me dijo que si finalmente tenemos una niña deberíamos llamarla Pelea (P.L.A. : Pocos, Lentos y Anormales). Yo prefiero Carlota, pero es que soy así de sosa.
La posibilidad de una pequeña Pelea existe, porque nos han propuesto una solución: la fecundación in vitro. Al empezar el próximo periodo tendré que tomar anticonceptivos durante entre 7 y 10 días. Después me darán hormonas durante otros 10 días para estimular la ovulación de mis juveniles ovarios, para después extraer los óvulos que se produzcan. Esto será en quirófano y con una aguja, vía intravaginal. Y por fin escogerán unos cuantos espermatozoides que sean rápidos y normales para fecundarlos —que digo yo que ya puestos, podrían escogerlos altos y guapos, como es el Futuro Padre— e implantarme los embriones.
El resultado es que salí de la visita bastante contenta porque el proceso ya está en marcha y con un poco de suerte podría estar embarazada para Navidad. Tampoco quiero hacerme ilusiones ya que el porcentaje de éxito del proceso es de un 25-30%, pero quien sabe, la posibilidad existe. Y también me siento un poco culpable por estar tan contenta, porque el Futuro Padre se llevó un disgusto. No me alegro de que el problema esté en su parte del trabajo, que yo considero una labor conjunta, sino de que tiene solución.
Ahora toca esperar hasta el día 30, que es cuando me toca el próximo período. Es la primera vez en muchos meses que lo estoy deseando.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)